La rebeldía aparece cuando la persona despliega un patrón general de conducta que oscila entre el desprecio y el no tener en cuenta los derechos de los demás.
La personalidad del individuo con síntomas de rebeldía se caracteriza por una serie de características como la impulsividad o la incapacidad para planificar el futuro, la irritabilidad y la agresividad que inducen a peleas físicas repetidas o agresiones verbales.
También es frecuente que la persona sea deshonesta y utilice la mentira para salirse con la suya.
Esta persona tiene dificultades para adaptarse a las normas sociales, llevando a cabo conductas incívicas que demuestran su despreocupación por la seguridad propia y la de los demás.
La irresponsabilidad persistente le puede incapacitar para mantener un trabajo o hacerse cargo de cualquier tipo de obligación.